martes, 30 de julio de 2013
Lugares tranquilos
Amo descansar en lugares tranquilos; allí donde saludar a los desconocidos con quienes uno se cruza es norma de cortesía y no síntoma de locura.
domingo, 28 de julio de 2013
viernes, 26 de julio de 2013
jueves, 25 de julio de 2013
sábado, 20 de julio de 2013
Diario de descanso
Día 1, partida
Cierro mis maletas, olvidando meter, como siempre, decenas de cosillas que guardo en recovecos tras cremalleras abiertas una y otra vez. Voy a ser práctica, propuse, fallando de nuevo a mis buenas intenciones, como en tantas otras ocasiones de la vida.
Mis padres llegan. Qué suerte la mía, jobar, vienen sólo a buscarme, sólo para facilitrame las cosas, para que yo esté más cómoda. Cargo lo que menos pesa, intentando en vano llevar algo más. Y salimos. Atascazo en la N1, como era previsible. Y vamos contentos, cocacola y bocata rico de morirse. Que ya he comido, ma. Da igual.
Vamos contentos, hablando del mil cosas, viendo los campos ¡Mis campos, por fin! Qué bonito, todo cosechado. Me doy cuenta de que este año me he perdido casi el verde. Sólo un día en Semana Santa con Iñaki, que me llevó a verlos, pude disfrutarlos. De amarillo a amarillo. La de cosas que estaba haciendo cuando estaba el verde... Y conduce papá, que ha venido en el Mercedes del abuelo con la música que me gusta. Yo cambiando 100 veces el disco, él haciendo ejercicios internos antiestrés por las cuarenta canciones por minuto que paso.
Mamá me actualiza. Y llegamos. Maleteo de nuevo, qué pereza. La de ropa que tengo aquí, para qué habrá traido tanta... Lo de siempre, vamos. Y me gusta lo de siempre.
Planes: Sara, Nat y yo. Portaleo y 38. ¡Pero qué ganas tenía! Nos queman los pies de bailar... Y la gente se alegra de vernos y yo me alegro de verlos a ellos. "Eres igual a tu madre, pero idéntica". "Ya, mucha gente me lo dice". ¡Es que nos lo dicen todo el rato! Las canciones que me gustan, todas. Pido 100, ponen las. ¡Hasta la de la espinita! Sólo con Nat disfruto tanto de esas canciones. Y ya nos perdemos la pista, estamos juntas, liándola de nuevo como siempre. Cada una hablando con quien sea. Mañana nos contaremos quué nos decía quién.
Día 2, los restos del naufragio
Resaca mortal, como era previsible. ¡Pero qué dulce resaca! Me río sóla en la cama. No puedo conducir a Comillas ni de broma. Y pienso lo que cunden 50 euros aquí. Puedes cenar, cogerte el ciego de la vida, comprar tabaco, dar al pobre de la calle Mayor, volver a casa en taxi y te sobra para los vermús de hoy que no pienso tomar porque sólo pensar la palabra me remueve los gins que estoy destilando. Me quedo aquí hoy. Mañana ya iré.
Me levanto a plato puesto. Vienen a comer mi hermana y su novio. Pero qué guapa está. Qué orgullosa estoy de ella. Oigo pájaros piar. ¡Pájaros! "Sí hija, a tu padre le despierta uno pesado todas las mañanas". Qué suerte, pienso.
Sube Miguel, el amigo de mi hermano, a darnos la cazadora que mis padres tienen que llevar al suyo esta tarde. ¡Es todo un hombretón! Miguel no quiere helado, pero no hay opción, y él sabe que con mi madre tiene la batalla perdida, así que se queda el helado. No hay negociación posible. No reimos.
Me voy a la Huerta sóla. ¡Gozada máxima! Pisci llena para mí, limpísima. Toalla al sol, topless sin temos a que aparezca alguien, Coca Colas y whatsapp. Qué grandota está Katy, ya no da la vara como antes. Sólo se me sube a la cabeza una vez y me deja las uñas en la espalda tres o cuatro. Buena chica. Bruto como siempre, en su piscina particular.
Vueltilla con el coche, mirador de Autilla, musicota. Amo conducir.
Llega Tato. Qué guapo está. Qué mayor. Me cuenta cómo le va en sus prácticas y lloro de la risa, literal.
Llama Iñaki "¿Vas en pantalón o en falda?". "Dime tú". "Pantalón, que vamos en el Defender". Genial. Me planto los vaqueros. Me recoge y allá que vamos, a la interpueblos. Luna llena, cielo precioso. Actualización a tope. 3.45. Siempre se nos pasa el tiempo volando.
Cierro mis maletas, olvidando meter, como siempre, decenas de cosillas que guardo en recovecos tras cremalleras abiertas una y otra vez. Voy a ser práctica, propuse, fallando de nuevo a mis buenas intenciones, como en tantas otras ocasiones de la vida.
Mis padres llegan. Qué suerte la mía, jobar, vienen sólo a buscarme, sólo para facilitrame las cosas, para que yo esté más cómoda. Cargo lo que menos pesa, intentando en vano llevar algo más. Y salimos. Atascazo en la N1, como era previsible. Y vamos contentos, cocacola y bocata rico de morirse. Que ya he comido, ma. Da igual.
Vamos contentos, hablando del mil cosas, viendo los campos ¡Mis campos, por fin! Qué bonito, todo cosechado. Me doy cuenta de que este año me he perdido casi el verde. Sólo un día en Semana Santa con Iñaki, que me llevó a verlos, pude disfrutarlos. De amarillo a amarillo. La de cosas que estaba haciendo cuando estaba el verde... Y conduce papá, que ha venido en el Mercedes del abuelo con la música que me gusta. Yo cambiando 100 veces el disco, él haciendo ejercicios internos antiestrés por las cuarenta canciones por minuto que paso.
Mamá me actualiza. Y llegamos. Maleteo de nuevo, qué pereza. La de ropa que tengo aquí, para qué habrá traido tanta... Lo de siempre, vamos. Y me gusta lo de siempre.
Planes: Sara, Nat y yo. Portaleo y 38. ¡Pero qué ganas tenía! Nos queman los pies de bailar... Y la gente se alegra de vernos y yo me alegro de verlos a ellos. "Eres igual a tu madre, pero idéntica". "Ya, mucha gente me lo dice". ¡Es que nos lo dicen todo el rato! Las canciones que me gustan, todas. Pido 100, ponen las. ¡Hasta la de la espinita! Sólo con Nat disfruto tanto de esas canciones. Y ya nos perdemos la pista, estamos juntas, liándola de nuevo como siempre. Cada una hablando con quien sea. Mañana nos contaremos quué nos decía quién.
Día 2, los restos del naufragio
Resaca mortal, como era previsible. ¡Pero qué dulce resaca! Me río sóla en la cama. No puedo conducir a Comillas ni de broma. Y pienso lo que cunden 50 euros aquí. Puedes cenar, cogerte el ciego de la vida, comprar tabaco, dar al pobre de la calle Mayor, volver a casa en taxi y te sobra para los vermús de hoy que no pienso tomar porque sólo pensar la palabra me remueve los gins que estoy destilando. Me quedo aquí hoy. Mañana ya iré.
Me levanto a plato puesto. Vienen a comer mi hermana y su novio. Pero qué guapa está. Qué orgullosa estoy de ella. Oigo pájaros piar. ¡Pájaros! "Sí hija, a tu padre le despierta uno pesado todas las mañanas". Qué suerte, pienso.
Sube Miguel, el amigo de mi hermano, a darnos la cazadora que mis padres tienen que llevar al suyo esta tarde. ¡Es todo un hombretón! Miguel no quiere helado, pero no hay opción, y él sabe que con mi madre tiene la batalla perdida, así que se queda el helado. No hay negociación posible. No reimos.
Me voy a la Huerta sóla. ¡Gozada máxima! Pisci llena para mí, limpísima. Toalla al sol, topless sin temos a que aparezca alguien, Coca Colas y whatsapp. Qué grandota está Katy, ya no da la vara como antes. Sólo se me sube a la cabeza una vez y me deja las uñas en la espalda tres o cuatro. Buena chica. Bruto como siempre, en su piscina particular.
Vueltilla con el coche, mirador de Autilla, musicota. Amo conducir.
Llega Tato. Qué guapo está. Qué mayor. Me cuenta cómo le va en sus prácticas y lloro de la risa, literal.
Llama Iñaki "¿Vas en pantalón o en falda?". "Dime tú". "Pantalón, que vamos en el Defender". Genial. Me planto los vaqueros. Me recoge y allá que vamos, a la interpueblos. Luna llena, cielo precioso. Actualización a tope. 3.45. Siempre se nos pasa el tiempo volando.
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